Pentecostés
Llegó
como brisa fresca,
silente que acompaña.
Diminuta chispa
de esperanza nueva,
donde tantas se añejaban.
Impulso en los adentros,
en la parálisis que embarcaba,
ardientes deseos
que queman el interior del corazón
que sin sueños caminaba.
Entre tantos idiomas extraños
de voces que dispersan,
un nuevo lenguaje comparece
ante la nubazón que ciega:
el Amor con su totalidad
que unifica e integra.
Mano cercana
en el miedo que congela,
Espíritu que calma, consuela y renueva.
Un Tú que se aproxima
liberando, enviando
a un Yo que en jaulas aprisiona la vida.
Con tu estruendo
imperceptible en las afueras,
recreas el interior,
regalas fuerzas y certezas.
Hasta el fondo del alma
llega la calidez de tu beso,
abrazando la frialdad de la cobardía
en el esmalte de los huesos.
Te escabulles hacia las raíces,
donando tu mirada,
cargando, arrullando
el valor que escaseaba.
Karla Guerra